Una vez más, los españoles, esta vez
en la región andaluza, son llamados a las urnas a elegir a los
representantes que gobernarán la próxima legislatura. ¿Qué
tenemos ante nosotros? Se nos presenta de nuevo el espectáculo de la
democracia representativa, el teatro mediante el cual los partidos
tradicionales, y los nuevos que aspiran a rejuvenecer el sistema,
salen a las calles para realizar propaganda vieja y estéril. Los
pueblos andaluces son convertidos en auténticas trincheras de los
políticos y partidos que tanta miseria han traído a nuestras
tierras. Las plazas son adornadas con carteles que representan toda
la ancianidad posible en nuestros días. A escasos días de la
votación, vuelven a pedir el apoyo a un pueblo que durante el
mandato es olvidado, y el pueblo andaluz, incauto, volverá a
participar en este circo donde dará legitimidad a un sistema que, tal y como lo conocemos, pega sus últimos coletazos.
El viejo orden de dos únicos partidos
llega a su fin, o eso parece. Después de tantos años de gobiernos
andaluces en donde sólo podemos encontrar nombres de supuestos
socialistas, aparecen nuevas fuerzas que se han venido desarrollando
a lo largo de los últimos años y que pretenden derribar el sistema
de partidos que hasta ahora conocemos. Por un lado, tenemos al
Partido Socialista Obrero Español, que pretende sacar una mayoría
que dudamos mucho que consiga, pero intentará conseguir un resultado
que pueda favorecer a una recuperación de la confianza a nivel
nacional de cara a las próximas citas electorales. Por otro lado, el
Partido Popular, que pretende conseguir gobernar algo que nunca lo ha
hecho. Es tal el desgaste a nivel nacional que se hará notar en las
elecciones, pero sin embargo, es el único partido que puede atraer
al electorado derechista. Izquierda Unida nos deja la gran duda de si
estará o no estará, aunque las predicciones en los sondeos nos
afirman lo segundo. Hay que estar atentos pues Andalucía puede
deparar el futuro de esta formación. El nuevo partido, Podemos, se
enfrenta a la primera gran prueba en territorio nacional. Ciudadanos
consolida también su pequeño ascenso a la escena política.
Esto es lo que se nos ofrece. Por un
lado, los viejos partidos ejercen una lucha descarnada para no ser
arrollados por los nuevos que aparecen. Por otro lado, los nuevos
partidos ejercen una lucha descarnada contra los viejos a los que
pretenden hacer desaparecer del escenario. Cuando se den a luz los
resultados finales, comenzarán una serie de pactos y alianzas que
sólo servirán para dar un espectáculo en el plano de la política
y para ensayar los pactos futuros en las próximas citas electorales
en toda España. Mientras, el pueblo, las partes más desfavorecidas,
pasan hambre, se quedan sin casas o no tienen ropa para vestir a sus
hijos. De nuevo, la democracia nos ilusiona con cambios que no van a
llegar. Tanto los partidos viejos como los nuevos no representan una
fuerza revolucionaria que pretenda derribar este sistema que se
hunde, sino que se esforzarán por prolongar su agonía.
¡Andaluces! ¡No os dejéis engañar
por los nuevos discursos que se esfumarán tan pronto como cuando
pasen las elecciones!. ¡La verdadera democracia es la que se realiza
desde abajo, desde la ciudadanía organizada en municipios y
sindicatos, la verdadera democracia es la que está liberada de los
partidos políticos tanto viejos como nuevos, legitimadores del
sistema, que nos dividen!
Junta Sindicalista
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