lunes, 9 de marzo de 2015

Ante las elecciones andaluzas

Una vez más, los españoles, esta vez en la región andaluza, son llamados a las urnas a elegir a los representantes que gobernarán la próxima legislatura. ¿Qué tenemos ante nosotros? Se nos presenta de nuevo el espectáculo de la democracia representativa, el teatro mediante el cual los partidos tradicionales, y los nuevos que aspiran a rejuvenecer el sistema, salen a las calles para realizar propaganda vieja y estéril. Los pueblos andaluces son convertidos en auténticas trincheras de los políticos y partidos que tanta miseria han traído a nuestras tierras. Las plazas son adornadas con carteles que representan toda la ancianidad posible en nuestros días. A escasos días de la votación, vuelven a pedir el apoyo a un pueblo que durante el mandato es olvidado, y el pueblo andaluz, incauto, volverá a participar en este circo donde dará legitimidad a un sistema que, tal y como lo conocemos, pega sus últimos coletazos.

El viejo orden de dos únicos partidos llega a su fin, o eso parece. Después de tantos años de gobiernos andaluces en donde sólo podemos encontrar nombres de supuestos socialistas, aparecen nuevas fuerzas que se han venido desarrollando a lo largo de los últimos años y que pretenden derribar el sistema de partidos que hasta ahora conocemos. Por un lado, tenemos al Partido Socialista Obrero Español, que pretende sacar una mayoría que dudamos mucho que consiga, pero intentará conseguir un resultado que pueda favorecer a una recuperación de la confianza a nivel nacional de cara a las próximas citas electorales. Por otro lado, el Partido Popular, que pretende conseguir gobernar algo que nunca lo ha hecho. Es tal el desgaste a nivel nacional que se hará notar en las elecciones, pero sin embargo, es el único partido que puede atraer al electorado derechista. Izquierda Unida nos deja la gran duda de si estará o no estará, aunque las predicciones en los sondeos nos afirman lo segundo. Hay que estar atentos pues Andalucía puede deparar el futuro de esta formación. El nuevo partido, Podemos, se enfrenta a la primera gran prueba en territorio nacional. Ciudadanos consolida también su pequeño ascenso a la escena política.

Esto es lo que se nos ofrece. Por un lado, los viejos partidos ejercen una lucha descarnada para no ser arrollados por los nuevos que aparecen. Por otro lado, los nuevos partidos ejercen una lucha descarnada contra los viejos a los que pretenden hacer desaparecer del escenario. Cuando se den a luz los resultados finales, comenzarán una serie de pactos y alianzas que sólo servirán para dar un espectáculo en el plano de la política y para ensayar los pactos futuros en las próximas citas electorales en toda España. Mientras, el pueblo, las partes más desfavorecidas, pasan hambre, se quedan sin casas o no tienen ropa para vestir a sus hijos. De nuevo, la democracia nos ilusiona con cambios que no van a llegar. Tanto los partidos viejos como los nuevos no representan una fuerza revolucionaria que pretenda derribar este sistema que se hunde, sino que se esforzarán por prolongar su agonía. 

¡Andaluces! ¡No os dejéis engañar por los nuevos discursos que se esfumarán tan pronto como cuando pasen las elecciones!. ¡La verdadera democracia es la que se realiza desde abajo, desde la ciudadanía organizada en municipios y sindicatos, la verdadera democracia es la que está liberada de los partidos políticos tanto viejos como nuevos, legitimadores del sistema, que nos dividen!

Junta Sindicalista

No hay comentarios:

Publicar un comentario