La herencia del Sindicalismo tradicional español, incluso en su vertiente anarquista, se hace patente en la visión económica y social del Nacional-Sindicalismo; en síntesis podemos decir que éste no es más que la nacionalización del Sindicalismo, y si éste se puede dividir en "reivindicativo", que aspira a obtener ventajas dentro del sistema, y el "revolucionario", que pretende sustituirlo por otro más justo, el Nacional-Sindicalismo nacionaliza fundamentalmente el segundo.
Asimismo un Sindicalismo no es revolucionario en cuanto a sus estructuras, sino, ante todo, en cuanto a sus principios; la estructura puede variar según lo aconsejen las circunstancias, mientras que los principios sustentan toda la arquitectura social de la Nación. El Nacional-Sindicalismo mantiene los siguientes principios, a modo de fundamentos de transformación social y de creación de una sociedad sindicalista:
-Relaciones entre capital y trabajo; el Capital es un mero instrumento al servicio de la producción, que recibe su interés, pero no participa ni en la propiedad ni en la gestión.
-El trabajo es el factor esencial de la producción, entendiendo por tal el esfuerzo del hombre para transformar las cosas, ya sea mediante el "manual" o el "intelectual". El denominador común de "productor" adquiere su verdadera dimensión, al agrupar a todos los que de verdad participan con su esfuerzo, no meramente con su aportación de Capital, en el proceso productivo.
-La propiedad de los medios de producción viene conferida por el trabajo, no por el capital. El Nacional-Sindicalismo confiere la propiedad de tales medios no al Estado, socialismo estatal, ni a la iniciativa del aportador de capital, Capitalismo, sino al trabajador.
-El concepto de "propiedad", como "proyección del hombre sobre las cosas", es cambiante en su alcance y limitaciones a través de las épocas. El Nacional-Sindicalismo lo limita en cuanto a su "función social". Es decir, no es un derecho absoluto, sino limitado intrínsecamente a esta función social.
-Respetando y protegiendo así la verdadera propiedad privada, con esta limitación social, se propugnan además las formas de propiedad comunitaria, estatal, sindical, familiar, comunal, etc.
-La empresa adopta la forma de Empresa Sindicalista, en la que todos los que trabajan en ella, director o alto técnico, técnico medio y obrero, participan en la propiedad y en la gestión: es por tanto la autogestión de la empresa, sin intervención del capitalista ni del Estado, la que formaría empresas, verdaderas células socio-económicas, resolviéndose en su interior todos los problemas en el Sindicato de Empresa, integrado por representantes de todos los que trabajan en ella. La plusvalía de la producción es asignada al trabajo, mediante este Sindicato de Empresa.
-Las empresas se agrupan por ramas de producción integrando los verdaderos Sindicatos Verticales, que son los pilares sociales y económicos del Estado Nacional-Sindicalista. Son órganos del Estado, pero no se trata de que sean "sindicatos gubernamentales", "políticos" o "estatales", sino de que el Estado es Sindicalista. (Se puede comprobar así como la antigua Organización Sindical, del antiguo régimen, no fue nunca un auténtico "Sindicato Vertical", aunque así se le denominara antaño, ya que se estructuró sin alterar las bases injustas de una Sociedad capitalista).
¿Quién y cómo se aporta el Capital?
Aparte de las inversiones personales, que no dan derecho, como se ha indicado, a la propiedad ni a la gestión, debería ser un sistema bancario el principal financiador del proceso productivo. Pero vemos que el baluarte más sólido del Capitalismo es la Banca privada, que llega a dominar toda la producción de una país, especulando con un dinero que es de todos los ciudadanos. La solución es, pues, socializar el sistema bancario; pero ¿a qué nivel debe realizarse esta socialización o nacionalización? Parece que lo más adecuado, si la arquitectura es fundamentalmente sindicalista, es que la Banca sea Sindical. Ya en 1.934 José Antonio habla de la creación de una Banca Sindical Agrícola y de una Banca Sindical Industrial, anulando así el Capitalismo financiero.
Esta Nacionalización de la Banca, a través de la Sindicalización, puede asegurar la pervivencia del sistema sindicalista del la Empresa, los Sindicatos y el Estado, ya que no tiene que depender del dinero ajeno para las necesidades de la producción. La sociedad liberal y el Nacional-Sindicalismo.
¿Existe la democracia en el NacionalSindicalismo?
El liberalismo, creador de la democracia liberal burguesa, tuvo su momento de esplendor al asegurar la igualdad de los hombres ante la Ley. Sus consecuencias posteriores en el terreno político solamente han sido la corrupción pública y la división de las Naciones; la pretendida democracia; ha quedado reducida al simple aparato electoral sin verdad alguna en su base, ya que la sociedad se halla en manos de los grupos de presión que respaldan a los partidos.
El Nacional-Sindicalismo pretende un tipo de democracia, gobierno del pueblo, real y efectiva, como se ha expresado en los puntos sobre el Estado. Sólo una democracia económica puede respaldar una democracia política y, bajo el Sistema Capitalista, es inconcebible que realmente el pueblo pueda integrar los órganos públicos y dirigir, así, por medio de sus auténticos representantes, a toda la sociedad representada.
Por otra parte, el Liberalismo económico ha dado lugar al Capitalismo, como se acaba de indicar, y sus formas de evolución actual, sociedad de consumo, del bienestar, del ocio, etc., no son más que enmascaramientos del mismo, con la misma injusticia de base. La incompatibilidad de ambos sistemas es clara, aunque el Sindicalismo Nacional, tras comprobar la ineficacia del apartamiento de la política de otros Sindicalismos Revolucionarios (abstención política cenetista durante la 2ª República, por ejemplo), debe acudir a plantear su desarrollo dentro de las realidades de la sociedad capitalista actual.
¿Es el Nacional-Sindicalismo un socialismo?
Con respecto al Socialismo Científico o Marxista también queda clara su incompatibilidad, en cuanto a sus bases esencialmente, Espiritualidad frente a materialismo; quizá la semejanza se acentuara al acercarnos a los orígenes del primitivo socialismo europeo no marxista. Es común oír que el Nacional-Sindicalismo no es más que una forma de socialismo. Si se entiende por tal la atribución a toda la sociedad de aquellos bienes que hasta entonces estaban en manos de privilegiados, tal afirmación puede ser cierta. El Sindicalismo sería así una forma de socialismo. Podríamos decir que el Socialismo sería la especie y el Sindicalismo el género. Pero si entendemos socialismo como doctrina de los hoy denominados Partidos Socialistas o Socialdemócratas, queda bien clara la diferencia entre éstos y el Nacional-Sindicalismo.
¿Es el Nacional-Sindicalismo un fascismo a la española?
La falta de objetividad y rigor histórico sobre el estudio del fenómeno del Fascismo hace preciso distinguir previamente el alcance de este término. El Fascismo es un movimiento italiano, basado en un socialismo nacional, en sus comienzos Corporativismo, por un lado, y en una búsqueda de la gloria del antiguo Imperio Romano por el otro. Sus bases son, pues, originalmente italianas, y no puede constituirse en vehículo de exportación.
Otro tanto podríamos decir del Nacional-Socialismo alemán que, con sus aciertos y errores, está plasmado para la mentalidad de los pueblos germánicos y basado, por tanto, en su tradición y su problemática. Vemos, pues, que no se puede hablar rigurosamente de fascismo como fenómeno universal, pues si se pretende denominar así a todos aquellos movimientos que buscan ser la tercera fuerza entre el Capitalismo y el Comunismo, uniendo valores patrióticos y revolucionarios, nos encontramos con la sorpresa de tener que denominar fascistas a una serie de países que no se tienen por tales.
El Nacional-Sindicalismo es, pues, una tercera fuerza, pensada por españoles y para la especial idiosincrasia del pueblo español. Ya hemos visto que se basa en la actualización del Sindicalismo Revolucionario español y en aquellos valores patrióticos y espirituales propios de España.
Texto extraído de Espiral Rojinegra, número 5
Magnífica aportación
ResponderEliminarBuenas tardes, camaradas. Quisiera saber vuestra opinión sobre el marxismo y sobre si son compatibles la lucha del nacional sindicalismo y la lucha del marxismo si este último asume el hecho nacional. Personalmente, desde Rusia hasta Venezuela, pasando por China, Vietnam o Cuba, muchos marxistas han tenido gran sensibilidad por la cuestión nacional. Gracias de antemano.
ResponderEliminar¡Viva España! ¡Viva la República! ¡Patria o muerte!